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Booooomba!!!

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ZapiEl incomprensible proceder del ser humano llega a provocarme tales grados de estrés, ansiedad, pánico… ¡¡SUSTO!!, que confirma, sin lugar a ningún tipo de dudas, que mi felino corazón, está diseñado a prueba de bombas (nunca mejor dicho).

En estás últimas fechas, las que puntualmente alcanzan MI hogar cuando el frio arrecia en el exterior y la casa se colma de adornos brillantes (e inservibles) e iluminación parpadeante, he sufrido, como ningún año anterior, la “visita” de unos sonidos aterradores alrededor de mi protegido templo.

Por una vez en la vida me solidarizo con el bobalicón de “Trasto”, que, al igual que yo, ha padecido esos insoportables, brutales e innecesarios sonidos, algo que, a los humanos, parece no afectarles de ninguna de las maneras.

Todo comenzó una tranquila noche, en la que todos MIS humanos se encontraban disfrutando de sus viandas ataviados de absurdos gorritos y mirando fijamente, abducidos, al aparato rectangular del que salen imágenes y sonidos.

En un momento dado, todos se callaron, miraron aún mas fijamente al adictivo aparato y pusieron sus manos sobre unos recipientes que contenían unos frutos verdosos en un exacto número de 12, curioso…

Del cuadrado emisor fluyeron unos rítmicos y acompasados sonidos, tras cada uno de ellos, mis humanos se introducían, cual mutantes, uno de aquellos ovoideos elementos en sus desencajadas bocas.

En el último de los tonos, ingirieron el último bocado y… ¡¡EL ARMAGEDÓN!!: gritos, abrazos, lágrimas y el mundo atronando al otro lado de mis ventanas; luces multicolores que ascendían hasta el cielo, infernales sonidos que hacían presagiar el fin del mundo; “Trasto” corriendo como alma que lleva el diablo con su peluda e incansable cola entre las piernas y un servidor, con todos los pelos de su cuerpo, incluidas mis recias vibrisas, más tiesos que la pata de una mesa (sí, sí, lo reconozco).

Mi cuerpo, casi sin darme cuenta, apareció incrustado tras uno de mis parapetos más efectivos, un gran mueble de madera en la habitación más silenciosa de la casa. Temblaba de forma inconsciente, no podía pararlo. Mis almohadillas, mis bigotes, mis oídos, seguían percibiendo aquella orgía sonora, fue horrible.

booooomba!!!

Yo al menos tuve la decencia de no hacerme todas mis necesidades expulsivas, como en el caso de “Trasto”, que dejó “tapizada” una de las estancias de MI casa, a la que acudió a refugiarse, de todo lo que podía salir de su cuerpo.

Y lo más indignante: Mis humanos, lejos de compadecernos, de intentar consolar nuestro estado de efervescente sufrimiento, reprendieron a “Trasto”, me buscaron de forma incesante (y no lo consiguieron) y cogieron todo tipo de elementos sonoros para entonar unas horribles melodías.

Espero, por mi salud física y mental, que esto no se repita en mucho tiempo (“Trasto” suscribe este deseo)

La entrada Booooomba!!! aparece primero en La vida de Zapi.


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